Semana 18: En
sólo dos semanas, el feto casi ha duplicado su peso y ahora pesa alrededor de
199 gramos.
El esqueleto del bebé se empieza a endurecer y a calcificar,
y es visible en el ultrasonido.
Los reflejos tales como el parpadeo y el fruncimiento del
ceño ya se han desarrollado.
El bebé cuenta con sus propias huellas digitales de manos y
pies.
Algunos estudios
muestran que el bebé ya siente dolor a las 18 semanas de desarrollo. (RAMÍREZ, J. 2002)
Cambios en el cuerpo
de la madre:
Es posible que durante estas semanas la mujer sienta más
apetito y empezará a mostrar ciertas preferencias o antojos.
Los niveles hormonales están alterados y, además, se está
pasando por uno de los acontecimientos más grandes en la vida de una mujer.
Todo esto es más que suficiente para darle sueños agitados, o incluso alguna
pesadilla, a cualquiera. De hecho, es muy posible que estos sueños sean la
forma que tiene la mente de lidiar con la ansiedad o los nervios que te puede
estar provocando la maternidad, sobre todo si es primeriza. (Zrodlo Foundation, 2013)
Semana 19: El
bebé ya mide un poquito más de 15
centímetros (6 pulgadas). Sus brazos y piernas ya están proporcionados con el
resto del cuerpo y le está creciendo cabello en la cabeza.
Traga líquido amniótico y sus riñones continúan produciendo
orina. El desarrollo de sus sentidos está avanzando muy deprisa. Su cerebro
está designando áreas especializadas para el olor, el gusto, la audición, la
visión y el tacto. Algunos estudios indican que ahora ya puede oír el sonido de
la sangre pasando por las venas de su madre, los ruidos que hace el estómago al
digerir, y su voz. Estudios han demostrado que cuando los bebés escuchan la voz
de su madre se sienten más relajados, por lo que sus latidos se notan menos
acelerados. (RAMÍREZ, J. 2002)
Cambios en el cuerpo
de la madre:
Esta semana la parte superior del útero ya llega hasta el
ombligo y crecerá alrededor de un centímetro por semana.
Puede que se sientan algunas molestias en la parte baja del
vientre (quizás lleguen hasta el pubis) o incluso un dolor intermitente, que se
siente como un calambre en uno o ambos lados del vientre, se trata del dolor en
los ligamentos redondos y está causado por el estiramiento de los músculos y
los ligamentos que soportan el peso de tu útero.
Se pueden presentar cambios en la piel, como las palmas de
las manos más rojas. Debido al aumento
de los estrógenos, es común que durante el embarazo ocurra esto e incluso que
tengas manchas más oscuras en la piel. Cuando aparecen en los pómulos, en la
frente o encima del labio, se llama cloasma. Estas manchas pueden aparecer de
igual forma en los brazos o en otras áreas que hayan sido expuestas al sol.
Además, la piel de los pezones y del interior de los muslos, las pecas, las
cicatrices, las axilas, y también la vulva se oscurecen durante el embarazo.
Algunas veces puede aparecer una línea oscura que va desde el pubis hasta el
ombligo que se llama línea nigra. Todo esto se debe a un aumento temporal en la
melanina. (Zrodlo Foundation, 2013)
Semana 20: El
feto ahora mide, de la cabeza a los talones, aproximadamente 26 centímetros de
largo y pesa alrededor de 312 gramos. La madre puede sentir el movimiento fetal.
El bebé tiene períodos peculiares donde duerme y despierta,
y hasta tiene una posición favorita para dormir.
Alrededor de las 20 semanas la madre se debe realizar un
ultrasonido bastante detallado. El médico comprobará la edad y el crecimiento
del bebé, los niveles de tu líquido
amniótico, las estructuras dentro de la cabeza y de su corazón (y de otros
órganos que ya se hayan desarrollado). (RAMÍREZ, J. 2002)
Cambios en el cuerpo
de la madre:
La parte superior del útero ha llegado ya a la altura del
ombligo, y es muy probable que haya aumentado alrededor de 10 libras (4.5
kilos). A partir de ahora lo normal es que aumente más o menos una libra (medio
kilo) a la semana-
Las encías sensibles son una molestia común durante el
embarazo. El aumento en los niveles de progesterona y de estrógeno en estos
meses, así como los cambios en los vasos sanguíneos, hacen que las encías
reaccionen de forma diferente a las bacterias que están en la placa que se pega
a los dientes. El resultado es que se inflaman y pueden sangrar durante el aseo
de la cavidad oral. Esta inflamación se conoce como "gingivitis del
embarazo" y afecta más o menos a la mitad de las mujeres embarazadas. (Zrodlo Foundation, 2013)
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